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ORACION

ay tanto que hacer y cada quien tiene su propia tarea en la gesta de nuestro tiempo. Madre Santísima, intercede para que yo reciba la fuerza y el aliciente para cooperar con la gran tarea de cambiar este mundo nuestro poniendo mi grano de arena, que bien podría hacer la diferencia. Amén

lunes, 3 de marzo de 2014

¿Realmente existió Jesús?

El Jesús histórico 

Fuentes cristianas.
¿Existen documentos históricos que corroboren la veracidad de la figura de Jesús?

El Nuevo Testamento.

Los testimonios cristianos que poseemos vienen recogidos en el Nuevo Testamento y forman un conjunto de 27 escritos. Hay que decir que el Nuevo Testamento no es un libro de historia. Es un conjunto de libros que contiene el anuncio del mensaje de la fe. Hay en él muchos datos históricos, más que en el resto de los libros no cristianos, pero lo más importante es la fe y la conversión. Por lo mismo, no podemos mirar estos libros con ojos de historiador, sino con corazón de creyente. 

También hay otros libros cristianos que hablan de Jesucristo, pero no han sido recibidos por la Iglesia como auténticos y revelados. En ellos cuenta más que la fe y la historia la exageranción maravillosa, la admiración humana milagrera, las reflexiones particulares. A estos libros se les llama Apócrifos. 

El Nuevo Testamento está compuesto por:

  • Los Cuatro Evangelios (Mateo, Marcos, Lucas y Juan.)
  • Los Hechos de los Apóstoles.
  • Las catorce Cartas de San Pablo.
  • Las siete cartas llamadas católicas (de Santiago, 1 y 2 de Pedro; 1, 2 y 3 de san Juan, y Judas Tadeo)
  • El Apocalipsis. 

    Los evangelios son la fuente más importante sobre la historicidad de Jesucristo. Fueron escritos a la luz de la Pascua. Los redactores se sirvieron de documentos escritos anteriores, en una primera recopilación, e investigaciones personales, al tiempo que daban a sus escritos una propia intencionalidad teológica. Uno de estos documentos anteriores es la llamada Quelle (fuente en alemán) que recogía discursos y logia (frases cortas memorizables) de Cristo, existente ya en los años cuarenta, que fue utilizada por Lucas y Mateo. Otra fuente escrita es la conocida con el nombre de "triple tradición", que recoge los hechos de la vida de Cristo, de la que dispusieron los tres sinópticos (Mateo, Marcos, Lucas). Disponemos de criterios válidos que nos permiten escuchar, si no las "mismas palabras de Jesús" (obsesión del siglo pasado), al menos el mensaje auténtico de Jesús y alcanzar unos hechos "sucedidos de verdad" que pertenecen a Jesús de Nazaret.

    Además, son camino para un encuentro con el Jesús verdadero, pues son la fuente principal para conocer a Jesús. Ahora bien, los Evangelios no son una biografía en el sentido moderno. Son, en realidad, una recopilación del mensaje y los hechos fundamentales de Cristo, escritos para comunicar la fe en Él. Estos hechos y estas palabras de Cristo, antes de ser puestos por escrito a principios de los años sesenta por los sinópticos y el año cien por Juan, la comunidad primitiva cristiana los había transmitido en su liturgia y en su predicación.

    En los Evangelios encontramos una verdadera historia de Cristo: "La Santa Madre Iglesia ha sostenido y sostiene con firmeza que los cuatro Evangelios referidos -cuya historicidad afirma sin duda alguna- transmiten fielmente lo que Jesús, Hijo de Dios, hizo y enseñó efectivamente durante su vida entre los hombres, para su salvación eterna hasta el día en que fue levantado al cielo."

    ¿El Jesús judío, real e histórico, es el mismo Cristo que el predicado por los apóstoles y la fe de la Iglesia? ¿Los Evangelios son narraciones históricas o son invenciones de los que conocieron a Jesús? Leyendo los Evangelios, ¿nos acercamos al verdadero Jesús histórico?

    Se han dado muchas soluciones desde el campo protestante, pero algunas terminan diciendo que el Cristo histórico no es el mismo que el Cristo predicado por los apóstoles y que nos muestran los Evangelios. El teólogo protestante más influyente llamado Bultmann dice que no interesa el Jesús histórico, sino el Jesús de la fe. Interesa, dice, el mensaje de Jesús; lo demás es mito inventado por los apóstoles: nacimiento virginal, milagros, resurrección, etc.

    Dada la importancia de esta cuestión, diremos lo siguiente, tratando de encontrar la parte de verdad y de error que se esconde detrás de estas posiciones.

    Los Evangelios transmiten al verdadero Jesucristo.

    Los hechos que narran eran conocidos de todos; bien por haberlos visto personalmente, bien por haberlos oído a quienes los vieron. No pudieron, por tanto, desfigurar nada de la realidad. En este caso hubieran sido desmentidos, y no hay huella alguna de rectificaciones. Si los evangelistas hubieran dicho lo que no es verdad, sus Evangelios hubieran sido rechazados por aquella generación que fue testigo de los hechos. No existe ningún documento que muestre este rechazo. 

    En cambio los evangelios apócrifos, que carecen de rigor histórico, fueron comúnmente rechazados. Son relatos fantasiosos e inverosímiles. Contienen errores en la geografía de Palestina, y les falta fidelidad al marco histórico. Estos evangelios nunca han sido aceptados por la Iglesia, por no estar contenidos en el Canon de Muratori que es una lista de los libros inspirados que hizo la Iglesia en el siglo II.

    Los datos que dan los Evangelios sobre la geografía del país, situación política y religiosa, sobre las costumbres, concuerdan con lo que sabemos de todo esto por otras fuentes. Además, los evangelistas murieron por defender la verdad de lo que decían; y nadie da su vida por lo que sabe que es mentira. 

    Aparte de que como están inspirados por Dios no pueden equivocarse ni mentir. El Concilio Vaticano II dice que la Biblia entera está inspirada por Dios. Y san Pablo: "La Escritura está inspirada por Dios".

    Los Evangelios son, en realidad, catequesis y testimonio de fe de personas que creen en Cristo y que quieren comunicar la fe que tienen. Fueron escritos a la luz de Pascua.

    El que los Evangelios sean un testimonio de fe no significa que no encierren un verdadero contenido histórico. Afirmamos con la Iglesia que en el origen de los Evangelios se encuentran los hechos y las palabras de Jesús. Pero estas palabras, hechos y sucesos de su vida han pasado a nosotros, a nuestros Evangelios a través de varios medios o procesos: 

    Primero: Cristo no escribió nada, sólo predicó la Buena Nueva.
    Segundo: la primera actividad de los apóstoles después de la ascensión de Cristo es proclamar oralmente esa Buena Nueva de Jesús. Una vez muerto Jesús, una vez que ha resucitado, sus discípulos predican que en Él, en sus palabras y en su vida, se ha dado la salvación para todos los hombres. 

    Predican lo que ellos habían visto y oído, bajo la luz de la resurrección y Pentecostés. También acudieron al Antiguo Testamento para comprender mejor todo lo referente a Jesús. Y al transmitir los dichos y hechos de Jesús tuvieron en cuenta las circunstancias de sus oyentes, con las consecuentes variantes.

    Finalmente, se comienza una recopilación y una fijación escrita de palabras, hechos y sucesos de la vida del Señor, que contaban los discípulos para suscitar la fe. A la colección amplia de las palabras de Jesús se denomina "fuente Q". Cada escritor sagrado seleccionó el material que le convenía para los destinatarios de su obra. Los evangelistas no se proponían principalmente "narrar" una historia de Jesús, sino fundar la fe de sus destinatarios. Marcos realiza un esfuerzo de síntesis de todos los materiales y los ordena dentro de su evangelio. Mateo y Lucas se aprovechan de este esquema de Marcos y lo completan, adjuntando otros materiales de que disponían. Lo mismo hace el evangelista Juan. 

    Saquemos unas conclusiones importantes: 

    En la lectura de los Evangelios se transmite el verdadero rostro de Jesucristo. Una lectura meditada, creyente, en unión con Jesucristo y en la caridad fraterna, da un conocimiento profundo y verdadero de Jesús.

    Es necesario estar en permanente contacto con los escritos del Nuevo Testamento para redescubrir el rostro de Jesucristo: sus dimensiones humanas y divinas. Este permanente contacto es necesario para no hacer de Jesús un mito; no idealizar y desencarnar la imagen de Jesús; no dejarnos captar por ideologías; reencontrar la unidad en la misma fe; no hacer de Jesús un ideal puramente humano; no conformarnos con nuestras proyecciones y deseos; encontrar el camino hacia Dios, sin perder al hombre. 

    Cuando se lee el Evangelio, uno se da cuenta de que existen textos de muy diferentes categorías: unos narran la infancia de Jesús, otros su actividad en Galilea; otros narran palabras que Jesús dijo, otros narran hechos, enseñanzas, la pasión o la resurrección. Lo importante es que todos los textos dependen de Jesús, se refieren a Jesús. Ahora bien, unos dependen de Jesús directamente, otros actualizar o interpretan los hechos o dichos del Señor. Pero todos son necesarios para el conocimiento histórico de Jesucristo. 

    ¿Por qué hay semejanzas y diferencias? 

    Cada evangelista nos transmite, junto con su historia, su propio interés, sus acentos, sus aspectos personales o culturales. Pero es indudable que existe una fundamental identidad respecto a la Persona de quien hablan e incluso de los sucesos que narran. Por eso, para encontrar la verdadera imagen de Jesucristo no se puede elegir un texto y rechazar otros. Tampoco se pueden despreciar los textos que no coinciden con mi manera de ver las cosas. Se han de tener todos en cuenta, si bien es posible hacer una distinción dado el carácter del texto que se trate. Es como sacar una fotografía desde diversos ángulos de vista. 

    ¿Por qué algunos hoy quieren negar la historicidad de los Evangelios, siguiendo la escuela protestante de Bultmann?

    Hoy nadie se preocupa del problema de la historicidad del Corán (al fin y al cabo el Corán es una recopilación ecléctica de doctrinas, y Mahoma, que pretendió tener una revelación divina no la justificó nunca por milagros); y, sin embargo, muchos se preocupan por la historicidad de los Evangelios. El motivo es claro: las otras religiones no tienen la originalidad del cristianismo. El cristianismo se presenta como Dios entre nosotros, como Dios mismo encarnado para redimirnos de las grandes impotencias que pesan sobre la humanidad: el pecado, el mal y la muerte. Es la doctrina de la comunión fraterna en Cristo; por eso es por lo que se le persigue, por eso es por lo que muchos tienen que dar cuenta de él. Como decía Daniélou, la causa última de la persecución al cristianismo reside en su suprema belleza, en la belleza que irradia de la verdad. 


    ¿Hay algunos criterios de historicidad de los Evangelios?

  • Criterio de múltiple fuente: cuando un dato evangélico lo encontramos en las diferentes fuentes que componen los Evangelios, tenemos la certeza de que se trata de un dato histórico.

  • Criterio de discontinuidad: cuando un dato es totalmente contrario a la mentalidad de la comunidad primitiva, no se puede decir que sea ésta la que lo ha inventado. P.e. el título de "Hijo del hombre", ni lo utilizó ni lo entendió, ¿cómo entonces lo podía inventar ella?

  • Criterio de conformidad: todos los exegetas están de acuerdo en que es un dato histórico la predicación de Jesús de la llegada del Reino. Es el núcleo de su mensaje. 

  • Criterio de explicación necesaria: debemos admitir como histórico un dato que aparece como explicación única de una serie de acontecimientos evangélicos y sin el cual tales acontecimientos quedarían sin explicación. P.e. o Cristo instituyó la eucaristía o no se entiende que en todas partes y desde el principio se celebre la eucaristía en el seno de la Iglesia.
  • Criterio del estilo propio de Jesús: todos los exegetas están de acuerdo en que Jesús tenía un estilo personal, un estilo hecho de una innegable autoridad: "Pero yo os digo", y una inaudita sencillez, que hace que rompa todos los esquemas, tratando preferentemente con los niños, los enfermos, las mujeres, los pecadores.

    Concluimos este apartado diciendo que los criterios aquí expuestos han de usarse en conjunto. Sólo así dan luz y seguridad. Cuando leemos los Evangelios escuchamos, si no las misma palabras de Jesús (obsesión del siglo pasado), al menos el mensaje auténtico de Jesús para nuestra salvación eterna. 


    ¿Qué dice la fe de la Iglesia?

    Sin la adhesión de fe no se da un conocimiento adecuado de la Persona y obra de Jesús de Nazaret. Los Evangelios son los únicos testimonios válidos, incluso desde el punto de vista histórico. Para escribir estos textos fue necesaria la fe. Para comprenderlos es necesaria también. Esta adhesión de la fe tiene algunas importantes características:

    Está provocada por el Espíritu Santo. Para conocer a Jesús, Dios y hombre, necesitamos la luz del Espíritu, pues es un misterio. Dios, no sólo se nos propone desde la historia, sino que desde dentro de nosotros está obrando para abrirnos al testimonio histórico en toda su riqueza y amplitud. 

    La adhesión de la fe no termina ni en Jesús ni en el Espíritu, sino en el Padre. La cristología debe ser fundamentalmente trinitaria. Jesucristo nos lleva al Padre. Dios, del que nos habló Jesús, es su Padre.

    La adhesión de la fe tiene una dimensión comunitaria y eclesial. Fuera de la Iglesia no hay un verdadero, permanente, recto y total conocimiento de Jesucristo. Los que se separan de la Iglesia terminan, tarde o temprano, con una figura de Jesús borrosa e inexacta. Aunque el Espíritu no está encerrado en los límites de la Iglesia institucional y sopla donde quiere, también es cierto que ese Espíritu orienta a la Iglesia, la ilumina, la llama a la unidad en la caridad. ¿Qué puesto tienen los movimientos dentro de la Iglesia en la presentación del rostro de Cristo? Si están unidos al Papa y a los obispos, presentarán el verdadero rostro de Cristo; si no, harán nacer tensiones y dificultades y terminarán en la disolución. 


    CONCLUSIÓN: Los Evangelios son un don de Dios al mundo, son un regalo que sólo pide manos generosas que lo reciban y lo abran, corazón creyente que lo acoja, boca sincera que lo transmita y pies ágiles que lo lleven por doquier, para que todos puedan conocer, admirar y compartir el amor y la belleza de Jesucristo, el Hijo de Dios Vivo.


  • Fuentes no cristianas.
    Jesucristo no es un mito. Existió realmente. ¿Existen algunos documentos históricos sobre Jesús de Nazaret?

    Hablar de Jesucristo es hablar de la esencia misma del Cristianismo. El Cristianismo implica principios filosóficos, pero no es filosofía; contiene principios éticos, pero no es una ética; posee principios sociales, pero no es un movimiento social. El Cristianismo es Cristo conocido, creído, amado, seguido y transmitido.

    La historia, no sólo cristiana, sino también pagana, da testimonio de que Jesucristo realmente existió. Es de coherencia humana aceptar los hechos históricos. El seguir la doctrina y el mensaje de Jesús ya requiere, por una parte, fe y, por otra, voluntad de aceptación.

    Jesucristo no es un mito. Existió realmente. ¿Existen algunos documentos históricos sobre Jesús de Nazaret?


    Escritores paganos:

    A principios del siglo II se habla de los llamados "cristianos", como aquellos que profesan la fe en Cristo, considerado como Dios. 

  • Así la carta que el historiador Plinio el Joven, procónsul de Bitinia, escribe en el año 112 al emperador Trajano que "los cristianos se reúnen un día determinado antes de romper el alba y entonan un himno a Cristo como a un dios"
  • Está también Tácito que en sus Anales, hacia el año 115, habla del gran incendio de Roma, atribuido a Nerón en el 64, que culpaba a los cristianos de todo. Aquí está el texto: "Para hacer cesar esta voz, presentó como reos y atormentó con penas refinadas a aquellos que, despreciados por sus abominaciones, eran conocidos por el vulgo con el nombre de cristianos. Este nombre les venía de Cristo, el cual, bajo el reino de Tiberio, fue condenado a muerte por el procurador Poncio Pilato. Esta condena suprimió, en sus principios, la perniciosa superstición, pero luego surgió de nuevo no sólo en Judea, donde el mal había tenido su origen, sino también en Roma, a donde confluye todo lo abominable y deshonroso y donde encuentra secuaces"
  • Suetonio, historiador del año 120, refiere que el emperador Claudio "expulsó de Roma a los judíos por promover incesantes alborotos a instigación de un tal Cristo"


    Escritores judíos:

    Flavio Josefo, historiador judío, en sus Antigüedades judías, escritas hacia el año 93-94, refiere que el"sumo sacerdote Anano acusó de transgredir la ley al hermano de Jesús (que es llamado Cristo), por nombre Santiago, y también a algunos otros, haciéndoles lapidar" (Antiquitates XX, 9, 1). Más explícito es otro pasaje: "Por aquel mismo tiempo apareció Jesús, hombre sabio, si es lícito llamarle hombre; puez hizo cosas maravillosas, fue el maestro de los hombres que anhelan la verdad, atrayendo hacia sí a muchos judíos y a muchos gentiles. Él era el Cristo. Y, como Pilato le hiciera crucificar por acusaciones de las primeras figuras de nuestro pueblo, no por eso dejaron de amarle los que le habían amado antes: pues Él se les apareció resucitado al tercer día después que los divinos profetas habían predicho de él estas cosas y otros muchos prodigios sobre su persona. Hasta hoy dura la estirpe de los cristianos, que tomaron de Él su nombre"(Antiquitates XVIII, 3, 3).

  • Herejías sobre Jesús.
    Las herejías cristológicas se han dado por no saber conjugar dos realidades: es al mismo tiempo verdadero Dios y verdadero hombre.

    Las diversas herejías cristológicas a lo largo de los siglos

    Es curioso constatar que a lo largo de los siglos no se ha sabido entender a Jesús. Esto es lógico, porque es un misterio: un Dios con dos naturalezas, una divina y otra humana. 

    Casi todas las herejías han mirado a Jesús desde un ángulo de vista y han despreciado o minusvalorado, consciente o inconscientemente, el otro. Pero todas las herejías han aportado mayor luz a este Misterio y la Iglesia ha podido profundizar en este Único tesoro que da razón de nuestra fe: Jesucristo. 

    Así pues podemos decir con san Pablo: "Para los que aman a Dios, todo coopera al bien"; también las herejías, porque, gracias a ellas o a causa de ellas, ha salido resplandeciente, luminosa y espléndida la figura de Jesucristo nuestro Señor.

    Jesús ha sido, es y será un misterio, porque es al mismo tiempo Dios y hombre verdadero. En Él conviven dos naturalezas distintas, la humana y la divina, en una sola Persona divina. 

    Por eso, las diversas herejías cristológicas se han dado por no saber conjugar estas dos realidades: es al mismo tiempo verdadero Dios y verdadero hombre. Unos, por querer valorar la divinidad, menoscaban la humanidad. Otros, por el contrario, por querer valorar la humanidad, menoscaban la divinidad o, simplemente, la niegan. El dogma católica, en el concilio de Calcedonia, lo expresa así: "Nuestro Señor Jesucristo es verdaderamente Dios e Hijo unigénito de Dios, y verdaderamente hombre nacido de María, dotado de alma racional y de cuerpo; consubstancial al Padre según la divinidad y consubstancial a nosotros según la humanidad, en todo menos en el pecado; ambas naturalezas, perfectas y sin confusión, conforman una única persona divina" 

    Estas son las principales herejías o errores doctrinales sobre la persona de Jesús, Hijo de Dios:

    1. Docetismo: 

    Herejía difundida en el siglo I, por Marción, Valentín y Basílides (estos últimos, gnósticos) que reduce la carne de Cristo a una apariencia: "Parece que come, parece que camina, parece que está cansado...". Tanto san Juan en sus cartas (1 Jn 4, 2) como san Ignacio de Antioquía luchan contra este error. Jesús es verdadero hombre que come, bebe, se cansa, camina, llora, se admira. Jesús caminó por las calzadas polvorientas de Israel. Jesús miró con sus propios ojos a niños inocentes, a hombres enfermos, a fariseos complicados. Jesús amó con corazón también humano.

    2. Ebionismo: 

    Herejía difundida en el siglo II en ambientes judeocristianos que niega que Cristo haya sido engendrado por el Padre y reconoce en Cristo al hombre investido por el E.S. en el Bautismo. Esta herejía fue condenada por san Ireneo de Lyon diciendo que Cristo es verdadero hombre y verdadero Dios. Verdadero Dios porque sólo Dios puede dar eficazmente la salvación y restablecer la unión con los hombres. Verdadero hombre porque corresponde al hombre reparar su falta. Por ser Dios reparó la ofensa infinita que el hombre perpetró contra Dios. Por ser Hombre el hombre quedó redimido y su cuenta saldada.

    3. Adopcionismo: 

    Herejía difundida en el siglo II por Teodoro el viejo y Pablo de Samosata que dice que Cristo es un simple hombre, adoptado por Dios como portador de una gracia divina excepcional. Niega, por tanto, la Trinidad y la divinidad de Cristo y la encarnación del Verbo. Volvemos a lo mismo: Jesús es verdadero Dios y verdadero Hombre. Se necesita fe para creer esto, pues Cristo, no lo olvidemos, es un misterio. Sólo los humildes y sencillos se abren totalmente a este misterio.

    4. Gnosis cristiana:

    Herejía difundida en el siglo II por Marción, Valentín, Epifanio y Simón el mago, según la cual Jesús no es Dios sino un "eón" en medio de los demás que ha venido para dar el conocimiento al hombre engañado por sus sentidos. Cristo desciende sobre Jesús en el momento del bautismo. Es una herejía, pues crea en Jesús un dualismo de personas y desvirtúa su misión divina y redentora. Fue combatida esta herejía por san Hipólito y san Ireneo. En Jesús hay una sola persona, la divina, con dos naturalezas, la humana y la divina. De nuevo, el misterio, ante el cual nuestras rodillas deben doblegarse. Si tuviera dos personas, tendría también dos personalidades; habría dos centros de comando. La salud psíquica y psicológica correría riesgo. Esta única persona divina de Cristo hace uso de las dos naturalezas, sin mezcla y confusión, como de dos manos. Las dos naturalezas son instrumentos que la Persona divina de Jesús utiliza para realizar su misión salvadora. 

    5. Arrianismo: 

    Herejía difundida en el siglo III por Arrio, que niega la divinidad de Cristo. Cristo, dice, es hijo adoptivo de Dios, no consusbstancial al Padre. Y el E.S. es la primera criatura del Hijo, por tanto, inferior a Él. Esta herejía fue condenada en el concilio de Nicea (325): "Cristo es verdadero Dios y verdadero hombre". San Jerónimo pronunció una frase célebre: "El mundo se despertó un día y gimió de verse arriano". Muchísimos sacerdotes y fieles habían sido martirizados, los obispos católicos arrojados al destierro y sustituidos por arrianos. Todo esto por culpa del emperador Constancio II, arriano, que se había adueñado de todo el Imperio. Fue quien dijo: "Se acabaron los niceanos (es decir, los católicos hemos triunfado los cristianos (es decir, los arrianos); si solamente pudiéramos agarrar y ahorcar a ese bandido obispo de Alejandría". Se refería a un gran defensor de la fe católica, Cirilo de Alejandría. 

    6. Apolinarismo: 

    Herejía difundida en el siglo IV por Apolinar, que niega el alma humana de Cristo, creyendo que esa alma humana sería como la nuestra, pecaminosa. Así creía salvar la divinidad de Cristo. La Iglesia en el sínodo de Alejandría (362) afirmó el alma de Cristo diciendo: "El Verbo se encarnó para salvar alma y cuerpo; por ello tuvo que tomar un cuerpo". Y el sínodo de Roma del 377 condenó la herejía de Apolinar. El alma humana de Cristo no es pecaminosa, porque no tuvo pecado original, y, por los mismos, tampoco las consecuencias de ese pecado original, con el que nacemos todos los mortales. Sólo el pecado es quien deja la marca pecaminosa en el alma. Jesús no tuvo pecado, por tanto, la conclusión es bien clara. 

    7. Nestorianismo: 

    Herejía difundida en el siglo V por Nestorio, obispo de Constantinopla, que sostenía dos personas en Cristo: una divina y otra humana. El concilio de Calcedonia del 451 dice que en Cristo hay dos naturalezas separadas , unidas en una sola persona, la del Verbo. ¿Qué pensaríamos de un hombre que tenga dos personas o dos personalidades incorporadas en su ser? ¿Quién mandaría de las dos? ¡Qué lucha dentro de ese mismo ser!

    8. Monofisismo: 

    Herejía difundida en el siglo V por Eutiques, archimandrita de Constantinopla, que sostenía una sola naturaleza en Cristo, la divina. Dio respuesta el concilio de Calcedonia del 451: en Cristo hay dos naturalezas: una, divina, y otra, humana. Si fuera verdadera esta herejía, ¿cómo se explicarían tantas actitudes de Cristo en el Evangelio: Jesús se cansaba, comía y bebía, caminaba, tenía unas manos, lloraba, se llenaba de santa cólera? Si no hubiera tenido naturaleza humana, no hubiera podido realizar estas actividades que son humanas. 

    9. Monotelismo: 

    Herejía difundida en el siglo VII por Sergio, patriarca de Constantinopla, que sostenía una sola voluntad en Cristo, la divina. La Iglesia dio respuesta en el III concilio de Constantinopla (680-681): "En Cristo hay dos voluntades sin división, sin cambio, sin separación ni confusión". Las dos voluntades no se oponen en Cristo, porque la voluntad humana sigue sin resistir ni oponerse, sometiéndose libre y amorosamente a la voluntad divina omnipotente. 

    10. La herejía de este siglo XX:

    Hoy día pulula por ahí una herejía muy grave. Por querer acercar tanto a Cristo a los hombres y por pedir que solucione nuestros problemas económicos y materiales, se ha despojado de Cristo toda su dimensión divina y espiritual. Para esta herejía, Jesús no vino para salvarnos del pecado, no murió en la cruz para redimirnos y abrirnos las puertas del cielo; sino que vino como guerrillero, inconformista y violento que quiere poner orden y justicia, echando mano de la violencia y la guerra, y destruyendo a todos los ricos y capitalistas, para así dar de comer a los pobres. ¿En qué Evangelio se dice esto? Sólo habiendo bebido en fuentes marxistas se ha podido llegar a estas aberraciones. El Papa Juan Pablo II nos ha dado luz sobre este gran peligro en su documento sobre las luces y sombras de la teología de la liberación.

    Este error distorsiona la misión de Cristo, pues Cristo vino a liberarnos del pecado que se esconde en el corazón de cada hombre. Eliminado el pecado, podrán cambiarse más fácilmente las estructuras de pecado. Quienes defienden esta posición dicen a Cristo: "Lo urgente hoy es el estómago, la cultura, la distribución de la propiedad. Cuando hayamos concluido todo eso -y sólo lo lograremos a través de la revolución- puedes tú venir al mundo para hablarnos de tu Padre Celestial. De momento, de tu Reino lo que nos interesa es lo que nos ayuda a un planteamiento revolucionario. Y no te extrañe si nosotros te "utilizamos", si adaptamos tu predicación a nuestras ideologías: lo mismo viene haciéndose desde hace dos mil años". 

    CONCLUSIÓN

    Las herejías no nos deben escandalizar ni desalentarnos. Al contrario, nos invitan a afianzar y a afirmar mejor nuestra fe, para seguir dando razones de ella a quienes nos pidan. La Providencia de Dios sabe llevar nuestra historia por los vericuetos que a Él le parezcan más apropiados para manifestar su Sabiduría y su Misericordia con todos nosotros. Al mismo tiempo, nos hacen vigilar, porque nadie está seguro de no caer."Qui se existimat stare, videat ne cadat", nos dice san Pablo en 1 Corintios 10, 12, es decir, el que se cree estar firme, cuide para no caer. 



    Cuando se habla de "gnosis" se hace alusión a ese conocimiento esotérico (gnosis viene del verbo griego "conocer"), adquirido no por aprendizaje u observación empírica, sino por revelación divina, como emanación de Dios. Esta gnosis ha dado mucha guerra a la Iglesia desde entonces y muchas sectas de hoy siguen este camino. De la gnosis al panteísmo hay sólo un paso.

    Refiriéndose al concilio de Nicea, donde se aclaró que Jesús es verdadero Dios y verdadero hombre.

    Ha habido dos documentos muy importantes al respecto: el primero llamado "Algunos aspectos de la teología de la liberación" del 6 de agosto de 1984; y el otro, "Libertatis conscientia" del 22 de marzo de 1986, sobre la libertad cristiana y liberación. Ambos, emanados de la Congregación para la Doctrina de la fe, con la aprobación del Papa Juan Pablo II
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